Giorgia Meloni, la reconocida política militante de la ultraderecha italiana y fundadora del partido Fratelli d’Italia, es la flamante Primera Ministra de Italia. Al parecer, la clave del éxito de su campaña ha sido el saber capitalizar las frustraciones de la población italiana contra “las órdenes” de la Unión Europea, la guerra en Ucrania y las consecuencias propias de la pandemia del COVID; a pesar de las raíces postfascistas de su partido, principalmente el Movimiento Social Italiano (MSI) agrupación neofascista fundada después de la Segunda Guerra Mundial por los simpatizantes de Mussolini.
Además de las conocidas posiciones ultraconservadoras en lo social y liberales en lo económico, el agresivo discurso antiderechos ha sido uno de los elementos que ha acompañado y reforzado la carrera de Meloni, demostrado en el pasado mitin de campaña del partido de VOX en España.
«Sí a la familia natural, no a los lobbys LGBT; sí a la identidad sexual; no a la identidad de género; sí a la cultura de la vida; no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista; sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva”
En todas sus intervenciones, la actual Primera Ministra nunca ha tenido reparos en defender a la ultraderecha, cuya ideología va más allá del conservadurismo católico; pues enarbola una ideología reconstruccionista, apelando a la supuesta superioridad del cristianismo “tradicional” contraponiéndolo a la “violencia islámica”, un cristianismo casi medieval con ambiciones totalitaristas que dice defender a la vida y a la familia; pero que paradójica y trágicamente tiene como objetivo recortar la vida de las personas vulnerabilizadas y destruir a las familias migrantes; bloqueando los avances de políticas públicas a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las diversidades sexuales, y atacando los derechos humanos de las poblaciones migrantes, apelando al replanteamiento del concepto de soberanía nacional.
Personajes políticos con discursos y prácticas fundamentalistas como los mencionados, no nos son ajenos; las estrategias para capitalizar el descontento popular tampoco lo son, en plena campaña electoral municipal 2022 se expresan sin desparpajo por todos los medios de comunicación. Sus objetivos no están muy alejados de los de la ultraderecha europea: uno de los más importantes, el control sobre los cuerpos.