El alcalde de Lima condecoró a la cuestionada Fiscal de la nación, Patricia Benavides Vargas, en una ceremonia realizada en ocasión del día internacional de la mujer. Téngase presente que el alcalde es investigado actualmente por la fiscalía, por la presunta comisión del delito de lavado de activos en la modalidad de organización criminal.
Ahora bien, mientras el alcalde homenajeaba a la Fiscal de la nación, la defensa legal del alcalde se preparaba para la audiencia de tutela de derechos, con lo cual se buscaba que el tiempo de investigación de su caso no sea ampliado.


Ahora bien, si se toma en cuenta que la Ley de carrera fiscal indica que los fiscales están prohibidos de aceptar donaciones, obsequios, atenciones y agasajos de los litigantes y sus abogados, estamos frente a una posible manipulación de la conmemoración del día internacional de la mujer, en función a intereses subalternos.

Por ello, la condecoración devino una alabanza con tintes mesiánicos por parte el alcalde a la fiscal, puesto que afirmó que su llegada a la fiscalía de la nación fue “un acto del mismísimo Dios” para proteger al Perú de las confabulaciones globalistas que buscan convertir al Perú en Venezuela (sic).
Finalmente, preocupa la doble naturaleza discursiva del mensaje dado por la fiscal. Por un lado, el énfasis desmesurado de la fiscal con el tema de la corrupción recuerda el discurso populista, utilizado por Vizcarra cuando fue presidente. Por otro lado, inquieta sobre manera la ausencia de una perspectiva laica de la principal funcionaria de la república en materia fiscal, puesto que al terminar su breve discurso afirmó que “Lima es una tierra de santidad” y que “Dios y la Virgen guarden al Perú”. Urge que la Fiscal de la nación entienda que el Estado es laico.
Mientras tanto, en palacio de gobierno, el mensaje de la presidenta representó el culmen de la hipocresía, donde las palabras jamás se condicen con los hechos. En la mañana emitió un discurso a favor de los derechos “humanos, civiles y políticos” de las mujeres, utilizando su “identidad andina” como forma de legitimar su puesto, pero guardando un silencio estremecedor antes las madres aymaras gaseadas por la policía y maltratadas por el ministro de educación (seguida por la talentosa congresista Tania Ramírez) quien las comparó con animales, llegando al paroxismo de afirmar “hay mujeres que alquilan sus hijos” (!).
Para concluir, cientos de mujeres salieron a protestar en todo el país frente a la violencia machista, al patriarcado y a las violaciones de los derechos humanos en el país, pero nuevamente fueron reprimidas por la policía. Por ejemplo, en Huánuco las mujeres fueron a protestar al municipio, pero fueron expulsadas a empujones por la policía, sin importar que algunas de ellas estaban con sus hijos. Por otro lado, un grupo de mujeres fue a protestar al Palacio de justicia, fueron dispersadas innecesariamente mediante bombas de gas (El Perú es un país donde se respira gas lacrimógeno).


La conmemoración del día internacional de la mujer fue manipulada con fines político legales, sirvió para demostrar una hipocresía hiperbólica y no impidió que el atropello policiaco se desarrolle con total normalidad e impunidad. Nada que celebrar.