Vivimos en un momento en que el respeto por la vida, la dignidad y los derechos humanos en el Perú están siendo seriamente cuestionados por toda una campaña que se viene realizando ante la opinión pública por parte de sectores del gobierno, partidos políticos anti-derechos, diversos medios de comunicación a su servicio, e incluso, líderes pastorales y sectores eclesiales entregados a la innoble tarea de justificar estas violaciones de derechos humanos que se realizan en el país, mediante el ejercicio de la violencia como por la promoción de leyes injustas que contribuyen a socavar el sistema democrático, como a intentar cubrir con impunidad los delitos cometidos durante la época del conflicto armado interno (1980-2000).
Un ejemplo de estas leyes injustas es la promulgación por parte del gobierno de Dina Boluarte de la ley de Amnistía en favor de los miembros procesados de las Fuerzas Armadas, Fuerzas Policiales e integrantes de los Comités de Autodefensa, por haber cometido presuntas violaciones de derechos humanos. En la práctica esto significa otorgar beneficios a quienes han están siendo investigados por asesinatos, violaciones, secuestros y desapariciones, entre otros delitos.
Ante esto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al gobierno peruano frenar la promulgación de dicha ley. Sin embargo, el gobierno actual, en una actitud de desacato a lo establecido por la CIDH, no solo promulgó la ley, sino que celebró como un triunfo el promover la impunidad para los militares y policías investigados, permitiendo que se enlode la imagen del resto de nuestras Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales.

Frente a esto, nos parece un gesto importante y valioso por parte de la nueva Junta Directiva del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), haber difundido en su página oficial de Facebook: https://www.facebook.com/share/p/17CXVNw6XU/ un video que conmemora la masacre de los evangélicos en el poblado de Callqui, Ayacucho el 1 de agosto de 1984, a manos de miembros de infantes de Marina.

La publicación del CONEP es también un gesto valiente porque en este contexto actual en el que se intenta deteriorar el valor de los derechos humanos, publicar el contenido del mencionado video muestra la firme vocación, por parte del CONEP, de identificarse y respaldar a quienes participaron de la Comisión Paz y Esperanza, en la década de los 80, bajo la gestión del Pastor Pedro Arana Quiroz, de modo tal, que a partir de los hechos de Callqui se intentó sensibilizar la conciencia de las iglesias evangélicas en favor de la paz, la justicia y los derechos humanos, al reconocer que estaban siendo directamente afectadas por el fenómeno de la violencia política.

Ahora bien, lo que se espera del CONEP es la coherencia para dar seguimiento y manifestar su oposición ciudadana a la Ley de Amnistía de Dina Boluarte, al ser una ofensa a cualquier tributo que se quiera hacer en la actualidad a la memoria de los mártires de Callqui y a sus familiares, quienes, a pesar de haber pasado más de 40 años de estos terribles acontecimientos, aún están a la espera de: una reparación, una sentencia justa y un pedido de perdón de parte de las autoridades de gobierno. No se puede esperar nada menos del CONEP si éste va a recuperar algo de la credibilidad que, en materia de respeto a los derechos humanos, ha tenido a lo largo del siglo XX. Se ha empezado bien en este período, esperemos que la gestión de esta Junta Directiva lo termine mejor.








