Hace unos días, un vehículo publicitario ingresó a la explanada del congreso de la república del Perú, con un mensaje aterrador: “A la mujer la define la biología, no la ideología”. En paralelo, se desarrollaba el quincuagésimo segundo período de sesiones de la asamblea general de la Organización de los Estados Americanos, cuya temática fue “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”. El mensaje en cuestión era una declaración de batalla a la propuesta de la OEA.
Pero, ¿qué significa realmente ese mensaje?, ¿es cierto que los grupos conservadores ahora sostienen su discurso sobre bases científicas? A continuación, se hará un somero análisis sobre dicho mensaje, luego se profundizará en los supuestos epistémicos que subyacen a dicha afirmación. Finalmente, se concluirá esta breve nota mostrando su significado real.
En primer lugar, la falaz dicotomía. En un primer nivel, se contraponen dos tipos de saberes, la biología y la ideología. Ya en diversos discursos presentados por estos grupos, se ha mencionado que la ideología es un cuerpo de ideas falsas que buscan confundir, distorsionar y engañar al público (alerta: el término ideología tiene por lo menos tres significados, de los cuales han elegido el que tiene connotaciones peyorativas). Por otro lado, en su entendimiento, la biología sería todo lo contrario, un conjunto de ideas verdaderas, creíbles y confiables. En un segundo nivel, se contrapone la certeza firme de las ciencias biológicas frente a los discursos de las ciencias sociales que, en el imaginario de estos grupos, no es más que un revoltijo de palabras. Más adelante veremos que esta dicotomía es falsa, pues se sostiene en una forma pueril de comprender la realidad y la ciencia.
En segundo lugar, los supuestos. Si bien, la frase posee una contundencia que se condice con cierto sentido común, al cual muchos incautos han creído a pie juntillas, la realidad dista de ser tan sencilla. En efecto, esta frase pertenece al denominado realismo ingenuo, una suerte de empirismo cotidiano: creo en lo que mis sentidos perciben. Por ello, el sentido común puede circunscribirse en este tipo de realismo, que desconoce (voluntariamente o no) que la realidad es más compleja de lo que el sentido común afirma. El realismo ingenuo no puede sostener afirmaciones biológicas serias.
En tercer lugar, ¿las ciencias duras son mejores que las ciencias blandas? Varios activistas autodenominados pro familia, han recalcado la preeminencia de los resultados de las ciencias duras frente a las ciencias blandas, o para repetir, de la biología frente a la ideología. Precisamente el neopositivismo afirmaba esto, que existía un grupo de ciencias con resultados más confiables. Sin embargo, Thomas Kuhn, en la década de 1960 ya había demostrado que todas las ciencias son interpretativas, tanto las duras como las blandas, por lo que creer que la biología es más sólida que la sociología, verbigracia, es sostener una idea ya caduca.
Claro está, la verdad objetiva no depende de la conciencia, pero sí su comprensión, por lo cual es posible afirmar que no existe actividad científica que no esté concatenada con la ideología, no existe neutralidad filosófica en la ciencia (como lo creía el positivismo clásico de Comte). Así, toda afirmación de supremacía de un tipo de saber científico sobre otro, es evidencia de desconocimiento de los rudimentos de la teoría del conocimiento o pura retórica barata con fines políticos y confrontativos.
Finalmente, quitemos el telón. Entonces, si esta frase realmente no es científica ni tiene sustento epistémico, ¿qué significa? Es claro que posee un sentido político, como las clásicas arengas. La frase está construida de forma sencilla y concisa, para apelar al sentido común, utilizando un estilo que apela a la confrontación (nótese la rima perfecta que ella contiene, lo cual la hace más fácil memorizarse y viralizarse).
Por otro lado, es notorio que las ciencias biológicas no ha sido las preferidas de estos grupos, téngase en mente que ellos batallaban contra las vacunas, las medidas sanitarias y el uso de mascarillas (recuérdese el bochornoso accionar del congresista Muñante cuando se le solicitó la tercera dosis de la vacuna). Hablan de biología, pero persisten tozudamente en negar las teorías modernas de la evolución (no la de Darwin, obviamente). Hablan de biología, pero son los más férreos opositores a la aplicación de los nuevos procedimientos de fertilización.
De ellos se puede afirmar, en palabras de Franz Kreuzer, que sus ideas no están basadas “en ninguna teoría en sentido científico-crítico, sino [en] una disposición metafísica”. Su interés no es científico (pues carecen del mínimo contenido conceptual) sino político. Les interesa el control de los cuerpos, específicamente el de las mujeres, les preocupa invisibilizar las diversidades sexuales. Y, sobre todo, frenar a como de lugar el avance de los derechos de las mujeres y la diversidad sexual.
Y tú, ¿Qué piensas respecto a las acciones desarrolladas por estos grupos?, ¿alguna vez fuiste discriminado, invisibilizado o agredido por personas que comulgan con esa forma intolerante y antidemocrática de pensar? Cuéntanos en los comentarios.